martes, 31 de marzo de 2015

Katerina de Rumania o la gata Flora.






Tengo tierra en las uñas y margaritas preciosas en mi tumba.
Tanto esperé que vengas...tanto te esperé.
En mi pueblo, Sighisoara , aterrada en mis noches por el miedo a Vlad Tepes.
Niña que te buscaba ya ,por el túnel de madera.
Corriendo, siempre corriendo para temblar menos.
La muerte me invitó a tomar café siendo tan joven...y yo, fui. No sé si por cobarde o por valiente, pero me morí enseguida.
Ayer sentí que  era posible.
Ayer entraste al cementerio de la ciudad vieja, tan imprudente como te imaginé siempre.
Por la puerta aledaña al pórtico principal, como si nada.
Con mochila y jeans, con un mate en la mano y migas de galletitas en el sweter raído de tanto viaje.
Me tensé y sin quererlo mis margaritas tremolaron con estilo. Miraste.
Miraste y te fuiste...
Dudé hasta de mi muerte.
 Si lo nuestro era amor no te hubieras ido. Si los amores existen se reconocen, chabón.
Para qué viniste?
No entendés del amor, ni del dolor.
 No quiero verte más.
Sabés que no te amo, te odio en realidad...por tanta cobardía, tanta mediocridad y sinrazones.
Tipo irresoluto con síndrome Peter Pan.
La noche nevó hasta ensordecerme. Mis margaritas se enterraron bajo la blanca inmunda, disimulando mi seña, mi única excusa para atraerte.
Pero como los dioses, que no sé si existen , a veces están de mi lado...
Hoy volviste. Acercando tu mano a mi como soñé en continuo. Todo lo hubiera dado para que me toques, para que me enturbies la razón y me vueles la cabeza entre gritos, mordidas y orgasmos.
Todo... hasta mi vida.
Corriendo de un golpe tanta nieve de mis margaritas y mirandome profundo, como siempre como nunca, como solo dos que aman hasta darse vuelta pueden entender.
Asi entraste en mi tumba y, por un rato, fuiste el fuego que no tengo. Y volé y amé. Y temblé de placer. Y tu carne caliente entre mis piernas lograron recordarme tanto cuerpo.
Te amo hasta la vida, hasta el cielo ida y vuelta. Te amo hasta mi lápida de mármol, hasta mi oscuro límite de existencia mortal.
Fuiste el fuego que no tengo.Por un rato...porque los fuegos se apagan con la muerte.


sábado, 21 de marzo de 2015

Viejas locas







Me enseñaron a bordar desde pequeña.
 En punto cruz, punto cadena y,
 para terminar la confección, punto escondido.
En la escuela de mi barrio
 en trapos blancos.
Me enseñaron a callar,
 en unos años...
Se llevaron tantos trapos,
 tantos sueños de pañales en los trapos.
 Con cadenas, con la cruz
 con amigos de mis viejos... escondidos.
Me enseñaron a marchar con valentía,
  trapo blanco en la cabeza.
Salpicado con los nombres.
Bordado con punto cruz, o cadena o escondido.
Y gritaron, y parieron otra vez.
 Ante la cruz y sin cadenas.
Bordadoras de nombres,
 Madres que marchan.




" Madres de la Plaza, el pueblo las abraza"

ni yanqui ni marxista.






Me invitó a un brunch.
Esa mezcla de breakfast  y lunch, un lugar en el medio.
Me pidió ir a mi cama... pero ser amigos.
Cuidarnos... pero no usar condón.
Me arremetió con palabras entre amor y desamor, con grises emociones que siempre y nunca tienen eco.
Me entibió los oídos, pintandolo todo de medios.
Me abrazó despacio y me besó sin lenguas.
Me miró... pero sin verme.
Se atravesó en mi vida sin contundencias, un poco, casi nada.
Me llamó... a veces.
Me hizo gritar no tanto en la catrera, sin repetir y sin soplar.
No me quemó el vientre, ni lo enfrió...quedamos tibios, tibios...
Me comió... sin morderme.Me bebió de a sorbitos.
Me respetó...por ser mujer.
No me pegó...por ser mujer.
Vernos...pero no tanto.
Amarnos... pero con tiempos.
Anochecer solo si se nos hace tarde.
Amanecer si suena el despertador.
Hablar lo necesario.
Cantar solo en ensayos.
Militar...pero no revolver.
Dormir porque es el momento.
Transar...porque es el instinto.
Me invitó un brunch, cobarde.
A mi invitáme a vivir,loco... Rescatáte.

El pragmatismo de un poema en 2017

Como lo dijo Juan... La poesía no sirve para nada. No impone ternura ni abrazos. No llega a tiempo, ni desfibrila. La poes...