domingo, 18 de enero de 2015

Son las cosas del querer.






 Me gusta que ya no me quieras.
 Me gusta que no me llames ni que me nombres,
 que no me dediques canciones, ni poemas,
 ni miradas azules, ni vientos fríos y asombrosos.
 Me gusta que no me des la mano,
 que no me abras la puerta del bar,
 que no me sirvas primero el vino tinto.
 Me gusta tanto que ya no me recuerdes,
 que el silencio nos acerque.
 Que mi corazón se estremezca por no tenerte.
 Que la calle se vuelva un reguero de posibilidades mágicas para cruzarte,
 que la noche no me importe si no hay señal en mi teléfono móvil.
 Me gusta que la panza se me retuerza al acostarme pensándote con ella,
 con ellas, con todas las hembras que lograrían sacarte una sonrisa que yo...ya no te saco.
 Me gusta pensar que no te tengo,
 que ya no te tendré, que nunca más incursionaré por tu cuerpo.
 Me gusta pensarme sin tus olores,
 sin las razones que me dabas para despertarme o para no dormirme.
 Gritarte para adentro,
 que me duela desde el cuello hasta los pies.
  Me gusta imaginarte volando hacia otro lado, sintiendo otros calores,
 derramándote en otros interiores.
 Me gusta que me odies, en realidad que me ignores...me gusta tanto.
 Que ella sea mejor, más linda, más sexy, más inteligente y fatal.
 Me gusta que ya no seas ni mi héroe, ni mi territorio.
 Entonces, aunque me guste...te pido  que si me quieras.
 Son cosas de minas.


miércoles, 7 de enero de 2015

reloj roto




Conque necesitás tiempo...
Tiempo.
Tiempo para seguir frente al televisor mirando series , para terminar en diez minutitos el partido en la play.
Tiempo para sacar la basura o para ir a cambiar la remera que te regaló tu vieja y te quedó chica.
Tiempo para tomar otra birra caliente o para escucharme un rato.
Tiempo para terminar con el cigarro.
Necesitás tiempo, ridículas dosis de tiempo que además andás rogando.
Necesitás tiempo para ser valiente, para perder algo por descuidado.
Para ir a la cancha.
Tiempo para aprender a ser un buen amante, o por lo menos un mejor amante...uno que sepa hacerme reír por un rato, sin estar pensando en lo que debo hacer al terminar con la escenita de que la paso bien con vos.
Tiempo para ensayar con rigurosidad canciones que escucharán unas 60 personas a lo largo de tu carrera musical.
Tiempo para juntarte con las bestias a hablar de temas trascendentales como el gol de Benzema, lo increíble que se ve el césped en la play 4, el precio de un trémolo o una disto...lo buena que está una stella fría y cómo se hace el mejor asado.
Tiempo querés.
Yo te voy a dar tiempo, claro que sí.
Te otorgo todo el tiempo necesario y más.
 Para que seas feliz.
 Mientras tanto yo, con el poco tiempo que me queda,..voy a volar.




lunes, 5 de enero de 2015

desvestime





Tené cuidado con este vestido, lo puedo volver a usar.
No desechamos nada en este conjuro de hembras.
Hay vestidos que adoramos, que nos quedan bien, que usamos varios días, hasta aburrirnos, hasta aburrir. Entonces los sacamos de circulación.
Es interesante que con el tiempo una aprende que aún el vestido que peor nos queda puede ser necesario alguna vez, entonces nunca, nunca le sacamos la etiqueta.
Yo tengo viejos vestidos que de vez en cuando plancho, ventilo y me vuelvo a probar. Vestidos amarillos, de encaje, ajustados, largos.
Vestidos aptos para ir a fiestas, otros para pasear por la rambla, o por las calles de Buenos Aires.
Tengo vestidos de jean, informales. Vestidos de novia, esos que no usé por obvios.
Vestidos de diseño de autor, de moda, de penas. Vestidos para llorar.
Hay uno marrón de terciopelo que me pongo para reir. Ese tiene el nítido perfume de su cuerpo.
A cada vestido le impongo un ritual. Lo examino delicadamente, lo acaricio e intento encontrar su puntada débil. Y cuándo estoy ahí refuerzo la presión hasta retorcerlo.
Tengo de lana cuando necesito sentir que mi piel me pique, con rabia.
Vestidos para la marchas, los de plaza, son negros.
Tengo un vestido para adelante, es azul con flores bordadas en naranjas.
Y me pruebo nuevos, y guardo a los del antes, a los que usé poco o mucho, no importa.
Mis vestidos y yo configuran mi historia de amores con tantos hombres que desvistieron mi vida.
Y como a mis hombres...
Los presto, pero no los doy.
 Tené cuidado con éste, lo puedo volver a usar.

viernes, 2 de enero de 2015

animalate





Y vos...quién te creés que sos?
Para andar con tanta mina hay que animarse.
Ya no basta con un auto, contactos, billetera abultada o currículum.
 Mirá que con eso ni arrancamos.
A las hembras como yo nos gustan las mariposas, con colores, chiquititas, grandes y negras...pero en la panza. Cuando no hay mariposas...poco es posible.
Nos gustan los elefantes africanos, son enormes. Y los cocodrilos, por sus lágrimas.
Nos gustan las arañas porque tejen y enredan sutilmente y las vaquitas de San Antonio porque no se van hasta que las soplan.
Y los tigres porque están rayados.
Nos gustan los perros porque nos obedecen y por un plato de comida de paquete nos reciben a los saltos. Nos gustan los gatos porque nunca caminan con torpeza.
A las hembras como yo nos encantan los caballos, porque cuando se dejan domar no se van de la querencia. Y los bueyes, porque trabajan.
También morimos por los monos, ellos nos hacen reír  (aunque dicen que son peligrosos).
Adoramos a las serpientes por sus mordidas. Y los pájaros cuando nos cantan.
A nosotras nos gustan los delfines porque son solidarios y los ratones porque cuando nos asustan nos obligan a abrazar y gritar más que en un orgasmo.
Así que si te animás animalate.
Siendo hombre, flaco...no tenés chance.


jueves, 1 de enero de 2015

Arriba las manos.





Te voy a robar un beso. Lo he decidido ahora.
Un beso mojado y picante, como el locoto o, si te suena más cool: como un hot spyccy peppers, como prefieras.
Te voy a robar un beso en tu oficina, delante de todos. Aún del gerente arrugado  y su secretaria arrugada por dentro, ella que lo besa al gerente pero sin picante.
Te voy a robar un beso en el medio de la sacristía. Con testigos dudosos pero cómplices del deseo cuando es tan fuerte. Un beso entre aires helados y oscuros. Un beso alejado de lo santo, pero sagrado.
Te voy a robar un beso en la plaza. Antes de que las correas de los perros se enreden alrededor de mis piernas. Antes del último paseo. Después del llamado de ella.
Te voy a robar un beso en el andamio, a plena luz del día. Con el sol como reflector con privilegios,detectándolo todo. Cada impulso, cada músculo, mis dedos aterrados en la altura pero atrapando camisa, piel, sudor y sangre.
Te voy a robar un beso en el colegio. Ante la mirada atónita de estudiantes y colegas. Un beso sin academias, con frescura, con estilo, como pancarta del amor que no censura.
Te robaré un beso de hospital, con la muerte cerca. Tan fuerte, pero tan intenso que juro que la ladina se quedará frenada en sus misiones, porque ante tanto beso no podrá ni moverse. Un beso en consultorio, entre camillas,bajo remedios, sobre historias clínicas.
Te voy a robar un beso en la biblioteca. Entre el silencio de los lectores y de las lámparas, las estanterías, el polvo, las mesas grandes y los pequeños sillones de la entrada. Un beso que superará cualquier palabra y el desafío de no poder contar tanta revuelta.
Te robaré un beso en el restó, entre los platos, los alcauciles, berenjenas y vinos. Un beso de vapores y azúcares, Que quema. Que paraliza las lenguas, los paladares, los labios.
Un beso en Retiro, de despedida. Un beso entre zambas y guitarras. Un beso en la noche de La Habana. En Chile, en el Estrecho.
Un beso en la terraza con luna tonta. Uno en mi cama, sin luna.
Un beso en la calle, en el tren. Un beso largo. Un beso chico. Uno despacio al separar los labios. Otro intenso hasta exprimirlo todo.
Beso de vampira, de monja, de vieja, de sabia, de maga, de bruja, de puta, de niña, de hembra.
Un beso con ojos cerrados y boca abierta, otro apenas de labios pero con los ojos bien abiertos.
El hecho es que hoy te voy a robar un beso.
La que avisa no traiciona.

El pragmatismo de un poema en 2017

Como lo dijo Juan... La poesía no sirve para nada. No impone ternura ni abrazos. No llega a tiempo, ni desfibrila. La poes...