lunes, 28 de septiembre de 2015

noche redonda

Hoy no me alcanza el teclado. El pulso de mi cuerpo necesita darle paso a las palabras que se pelean por correr entre mis dedos para apropiarse de algo de estas letras.
Saber que necesito escribirte más que un respiro, más que un sueño, que un capricho. Que tanta suerte de la infamia enarbolada en los discursos  no me pertenece, por corregidos.
Escribirte, flaco, es todo un temblor.
La voz esa que encuentro a veces, me impide ser correcta.
Me escandalizo al leer lo que me grita y reprimo, borrando mejor...tanta calentura.
Es que llegó la noche.
Siempre me ocurre.
La noche enciende ampolletas, lamparitas, velas, faroles.
La noche me espera en el segundo paso luego de doblar la esquina. La noche me toma lista y sostiene.
La noche reconoce que no estoy ahí porque se me hizo tarde, sino porque vengo por el trato.
La noche y yo acordamos que es delito pasarla solo en el dormir.
Y esta noche, temblando y tan caliente.Vomito excesos.
Esta noche con un vino tinto en el insomnio y tres cigarros que harán como de Edipos...esta noche rompo el tiempo y me aproximo a lo que fui mañana.


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