domingo, 18 de enero de 2015

Son las cosas del querer.






 Me gusta que ya no me quieras.
 Me gusta que no me llames ni que me nombres,
 que no me dediques canciones, ni poemas,
 ni miradas azules, ni vientos fríos y asombrosos.
 Me gusta que no me des la mano,
 que no me abras la puerta del bar,
 que no me sirvas primero el vino tinto.
 Me gusta tanto que ya no me recuerdes,
 que el silencio nos acerque.
 Que mi corazón se estremezca por no tenerte.
 Que la calle se vuelva un reguero de posibilidades mágicas para cruzarte,
 que la noche no me importe si no hay señal en mi teléfono móvil.
 Me gusta que la panza se me retuerza al acostarme pensándote con ella,
 con ellas, con todas las hembras que lograrían sacarte una sonrisa que yo...ya no te saco.
 Me gusta pensar que no te tengo,
 que ya no te tendré, que nunca más incursionaré por tu cuerpo.
 Me gusta pensarme sin tus olores,
 sin las razones que me dabas para despertarme o para no dormirme.
 Gritarte para adentro,
 que me duela desde el cuello hasta los pies.
  Me gusta imaginarte volando hacia otro lado, sintiendo otros calores,
 derramándote en otros interiores.
 Me gusta que me odies, en realidad que me ignores...me gusta tanto.
 Que ella sea mejor, más linda, más sexy, más inteligente y fatal.
 Me gusta que ya no seas ni mi héroe, ni mi territorio.
 Entonces, aunque me guste...te pido  que si me quieras.
 Son cosas de minas.


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