sábado, 29 de mayo de 2010

lo que pudo haber sido


En el borde del camino hay una silla. No sé si hubo otras que no ví o es la primera con la que me encuentro. En ésta me siento.
Me voy a alinear, acomodar mi falda, volver a atar mis cordones.
Voy a desprender los botones de mi blusa para contarlos y volverlos a prender. Revisaré los ganchitos del soutien y si estoy aún con ambos aretes puestos.
Contaré mis pulseras y las cuentas del collar de mostacilla,rearmaré los rulos de mi pelo rojo.
Abriré mi mochila y miraré lo vacío del monedero, lo lleno de papeles viejos que almaceno porque no hay tachos. Leeré tu carta.
Una, otra, otra y otra vez.
Recordaré mi cuerpo tenso y desnudo esperándote. El vacío de mi cama cada vez más grande, el café que se enfría y la coca del fernet sin gas.Mi enojo con llanto y sin llanto. Mis gritos y maldiciones. Mis movimientos en paroxismo juntando una pocas cosas y el portazo final.
Y el viento en bici. El mapa grande que se me vuela cada vez que lo depliego. Y mis carcajadas al aire, fuerte, tan fuerte que me erizan la piel. Y mis noches en la estación, en un hostel, en el tren, bajo un árbol. Y la luna y ese sol.
Y silencio.
Hoy me desparramo un rato en la silla. A veces necesito un traguito de nostalgia.

1 comentario:

  1. male!querida vikinga! Aquiiiiiii....Moriiiiii!Capital....Universal....de las AMADORAS de LO INUTIL...!o de (las inutiles amadoras)Qué no!

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