domingo, 28 de febrero de 2010

como un terremoto




Esa mujer me intrigaba, me daba rabia y no le creía eso de estar feliz a modo perenne.

Desde pequeña ella soñaba con tener varios niños y con una boda, al revés el orden. Yo había logrado varias bodas y un niño.
Tenía las uñas de los pies impecables y el pelo caía desde la cúpula de su cabeza, en cortina.
Sus vestidos eran a media pierna, prendidos adelante, minimalistas, sobrios pero frescos.
Tenía varias carteras que completaban sus zapatos.
Trabajaba en su casa, en decorarla, en organizar cumpleaños y en esperarlo a él.
A veces venía a la biblioteca a revisar revistas de découpage y nos tomábamos un café.Dulce, equilibrada, sostenedora de un paraíso a unos metros por la misma vereda.
Esa noche era el aniversario...16 años de casados.
La escuché tan inquieta, seductora, ansiosa.
- Mirá lo que me pienso poner!-. Evidentemente esta mujer tenía un lugar para la fantasía que yo no había visto. Claro, ahí está.
Sacó de una caja un conjunto de lencería rojo intenso, rojo caliente, rojo picante. Muy rojo. Y con una sonrisa bajo ojos entornados miró hacia adelante, como viendo la escena y dejándome ...afuera.
Esa noche pensé en ella varias veces. Y en mis prejuicios.
Me metí en su película, indiscreta y los encontré riendo entre las sábanas, entre velas y chocolates.
Prometí no juzgarla nunca más. Prometí no dudar de la mujer que sonríe.
-Viste lo de Marcia?-me dijo la encargada de limpieza cuando apoyé mi cartera, el celular y mis libros en la sala de lectura.
-Le pegó un tiro al marido...parece que andaba con otra.
La teoría del caos. Es eso.

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